Era la cuarta paja que me hacía mirando
sus fotos, recordando los momentos en que hacíamos el amor, en que éramos
felices, tratando de reemplazar la cara de su actual novio con la mía,
imaginando que su sonrisa era para mí. Ya no soportaba la vida, mi se había
convertido en un túnel, que recorrí pensando que al salir habría un lugar
mejor, donde el Sol brillara y hubiera aire fresco, pero al llegar al final
había una pared de concreto marcando el final del camino, y ya no podía volver
atrás porque el techo se iba derrumbando a medida que avanzaba.
Cortarse las venas se sintió peor de lo
que imaginé así que aceleré el movimiento para no arrepentirme, por suerte mi
papá afila la cuchilla seguido. Suelto
la cuchilla cuando ya no siento la mano,
el dolor es indescriptible, pero nadie me va a salvar de esta, nadie va
a la casa hasta dentro de siete horas, nadie va a poder salvarme, solo queda afrontar mi
destino en plena agonía, aunque el dolor físico apaga el otro dolor, eso es en
cierta medida reconfortante. ¿Qué a qué hora pasó todo?
Cuando me corte las venas eran las 12 pm
en punto, tengo una fijación con los números redondos, y no hay nada mas
redondo que cortarse las venas a la hora exacta del mediodía. Aproximadamente a las tres de la tarde fue cuando se
presentó, (lo sé por el silencio reinante, muy típico de la hora en que mis
vecinos duermen la siesta, hasta mis perras lo hacen, ya no las escuchaba
ladrar desde afuera) la sangre en el cuchillo ya estaba seca, no podía hacer
otra cosa que mover mis ojos, por momentos me desmayaba o me dormía no sé, no soy médico, solo puedo decir lo que sentía,
seguro ya estás pensando que soy un idiota por no saber explicar lo que me
pasaba, igual que todos a lo largo de mi vida que siempre tenían una razón para
marcarme un error, parecía que lo disfrutaban, que esperaban ese momento con
ansias, “Oh Franco cometió un error, voy a refregárselo en la cara, aunque eso
no le aporte nada y no lo ayude a mejorar”, además, hay tanta información en el
mundo con la internet, que prácticamente hasta respirar lo haces mal, hasta
caminar, porque siempre hay gente dispuesta a decirte lo que ellos hacen bien y
como todo el mundo deberían ser como ellos, hijos de puta, no quiero vivir en
un mundo con ellos. Pero lamentablemente gracias a vos mis deseos no se harían realidad. ¿No?
Ni suicidarse puedo ya, no puedo hacer
nada sin que alguien venga y me diga que no, que haga esto otro. Sí, ya se
entiendo los motivos, y sí lo voy a hacer, no por ganarme tu bendita redención,
sino porque la idea de suicidarme era no joder a nadie más, y no me voy a poder
morir tranquilo si sé que gracias a mi muerte van a morir otros.
Esta bien sigo con el relato:
Era la hora de la siesta y blablablá, a
todo esto una sombra tridimensional atravesó las paredes externas de mi cuarto.
Más allá de que sea asombroso atravesar paredes, también era asombroso porque
vivo en planta alta. Pero a esa altura mi capacidad de raciocinio era pésima,
todo era como un gran sueño, solo que estaba consciente de que no lo era, pero
me dejaba llevar. Y la sombra se quedó ahí, se quedó y no dijo nada, sentado
como un indio parecía esperar, y esperaba, de vez en cuando me tocaba, o pasaba
sus extremidades por mi cara, extremidades que aleatoriamente cambiaban de numero o eso
parecía, tal vez hubiera un raciocinio detrás de todo eso, tal vez la agonía
hacía de cualquier acto simple, onírico.
Así que no puedo asegurar si eran reales
los dientes en sus extremidades o una lengua bífida tan larga que salía de su
rostro hasta alcanzar mi cara.
Lo último que recuerdo es a esa cosa
sacando fauces de una cara que parecía
lisa y envolverme en ellas y ahora estoy acá.
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