Era un 25 de Febrero cuando me levanté temprano para ir a
trabajar, el viaje hasta capital no era muy largo pero sí tedioso. Siendo un total de siete estaciones a
recorrer, más luego un pequeño viaje en subte, lo más tedioso eran las
personas. Irrespetuosas, capaces de crucificar a su madre por un asiento en esa
imitación de camión con rumbo al matadero. Yo con estar parado al lado de la
puerta recostado contra la pared ya era suficiente para mi alma azotada por
látigos mentales.
Nunca llegaba con una sonrisa al laburo, por lo general
hacían chistes sobre eso, a mí me tenían cansado, lo importante era que fuera e
hiciera mi trabajo, a la computadora no le importaba si cuando apretaba sus
teclas lo hacía con una sonrisa o con el ceño fruncido y resoplando cada dos
minutos y con gestos de cansancio.
Pero hubiera deseado que la expresión con la que me
recibieran ese día fuera de burla por mi aspecto. Más bien me ignoraron
primeramente, lo cual yo agradecí porque pensé que ese día me salvaba de azote.
Pero luego ellos entraron y yo quise entrar atrás suyo para fichar y todos se
dieron vuelta en seco mirándome extrañados, sin prestares atención les pedí
permiso para poder fichar. Pero el más grandote de mis compañeros me tomo de mi
mano, la que ya tenía el pulgar levantado y me dijo:
_ Disculpe señor ¿Se le ofrece algo? El horario de atención
empieza a las once horas.
Yo obviamente pensé que me estaban tomando el pelo o no sé
que pensé, ante cosas así no suelo reaccionar directamente porque no les quiero
dar el lujo de ver cumplido su cometido pseudo- chistoso de mono prefabricado
por la televisión.
Con un movimiento en seco solté mi mano, volviendo a
acercarme al fichero.
Mi compañero esta vez me tomo de los hombres con tal fuerza
que me direccionaba lenta pero eficazmente hacia la salida, y con tal calma que
nadie podría culparlo de agresión. De la que sí me culparían a mí,
_ Dale pelotudo que mierda te pasa, deja de joder la concha
tuya.
Parecía un trapo tonto y retrasado intentando zafarme, para
cuando me solté no fue por mí, sino porque mi compañero usando mi propia fuerza
me dio un ligero empujoncito y me caí de boca al piso, cerrando la puerta tras
de sí.
Mi nariz y mi boca sangraban, saborear mi sangre me hizo
llenar de resentimiento y empecé a darle patadas a la puerta, gritando:
_Déjenme pasar la concha de su madre, vos Fede sé que estás ahí, abrime la puta que te
pario, no me vas a robar el laburo como hiciste con todos. Dale forro abrime o
te juro que te reviento el auto, te lo quemo. TE LO QUEMO EH!!! ABRIMEEEE…
hasta que dí una arcada del esfuerzo.
Eso me hizo caer en la cuenta de que así no iba a lograr, a
lo sumo tenía que ir a la sede del sindicato para denunciar a estos corruptos
hijos de mil puta por despido sin causa.
Les voy a hacer un juicio, voy a arruinarlos, especialmente
a la puta de mi gerenta que me forreo todo este tiempo, les voy a sacar toda la
plata, voy a inventar injurias para sacarles lo más posible para que terminen
en la calle como pretenden que yo termine. Pero yo no, yo soy más fuerte, nadie
me vence, voy a escupir sobre su pobreza.
Pero primero tenía que volver a mi casa a ducharme,
necesitaba estar presentable para ir al
sindicato. Y hablar esto con Lucía seguro me va a hacer bien, ella siempre me
da buenas ideas, me sugiere cosas que a mí no se me hubieran ocurrido.
Como esa vez que me sugirió pasar mi lesión de tobillo como
un accidente laboral, que teóricamente me habría ocurrido bajando del tren en
el tumulto, cuando en realidad me pisaron jugando al futbol. Pequeñas cosas pero que me alivianan
bastante, porque pensé que iba a perder el trabajo por inútil, y al final ellos
me tuvieron que pagar la rehabilitación y yo como pancho en mi casa con mí
cogiendo todo el día.
Sí, ella va a saber ayudarme, y sobre todo, va a compartir
mi sentimiento de venganza, no, más bien, de resarcimiento.
Esta vez el viaje de vuelta a mi casa es tranquilo,
obviamente a esa hora nadie se va de capital, así que aproveche a dormirme una
siesta, me despeine, y aparte como hacía calor, me compre una botella de agua
solo para tirármela en la cabeza. Al llegar a la esquina de mi casa ninguno de
los vecinos chusmas me interrogó por verme a esa hora, solo me miraron con
cierta mirada de extrañeza pero por suerte a ninguno se le ocurrió hablarme,
solo tenía ánimos para mi novia.
Pero por lo visto
ella no tenía ánimos de mí, ya que estaba con la cara apoyada contra la pared
con un vecino atrás suyo, Pablo, era muy obvio como siempre la miro a mi novia,
pero nunca hubiera sospechado que ella le siguiera el juego, siempre creí en
ella como la muestra de pureza más grande en el mundo.
Esto era demasiado, primero mi trabajo y luego esto, me
podrían dar una cachetada que no reaccionaría, estaba bloqueado, todo sucedió
tan rápido, que para cuando quise acordar había degollado a Pablo, y la tenía a
Lucía abajo mío, con mis rodillas a los lados de su cara y una cuchilla
rodeándole cariñosamente el cuello, acariciándola como mi último acto de amor
hacia ella.
Lo que primero parecía un grito lejano, pensé que era un
vecino gritando alarmado, pero cuando la realidad fue ganando nitidez para mí,
bajé la mirada y me di cuenta que la que gritaba era Lucía, que llorando, no
dejaba de decir:
_ ¿Quién sos? ¿Por qué haces esto? No te conozco, ¿Qué te
hicimos para merecer esto? Por favor no me mates, hago lo que quieras pero no
me mat…
Con un movimiento casi reflejo ante la maraña de sinsentidos
que decía mi compañera de vida, mi brazo acabo rápido con su garganta y su
vida.
No me molesté en arreglar la escena, la de las buenas ideas
siempre fue Lucía, y tampoco quería, con que necesidad, por más que logre
escapar ya no tengo ningún propósito en la vida, todo lo que quería se fue, no
tengo trabajo y asesine a dos personas. Lo único digno que podía hacer era
llamar a mis padres para que se enteren por mí y no por unos periodistas
sensacionalistas que me harían quedar como un enfermo, cuando la enferma es la
sociedad, podrida hasta la sien, que me llevo
a hacer esto.
_Hola má, mate a lucía má, le corte la garganta y también a
su amante, mi vecino Pablo, el que vino a tomar mates a veces cuando estábamos
nosotros, a él le arrastre el cuchillo por la columna, en realidad no se ni
como lo hice, solo se que tiene un tajo vertical a lo largo de toda la espalda
y lo suficientemente profundo para que todavía no le deje de burbujear sangre.
Estaba en trance ma, por favor, solo imploro tu perdón.
_ ¿Luciano?
_No ma, soy fer, que pasa no me reconoces
_ No tengo ningún hijo fer se debe haber equivocado de
numero
_Pero mama que te pasa
No me dio respuesta, ya había colgado.
A medida que hablaba había escuchado los gritos de los
vecinos, decidí salir, total, no me iba a oponer a mi arresto. En el medio de
la calle de tierra, todo ensangrentado era todo un espectáculo, me saque la remera,
hacía calor y la sangre me empezaba a incomodar.
El patrullero llegó, los oficiales pasaron al lado mío, en
unos minutos cercaron la escena y se llevaron los cuerpos en una bolsa. Pasaron
cuarenta minutos y nadie me decía nada.
Hasta que un oficial me dirigió la palabra, cuando vi que el uniformado se acercaba a mí para
hablarme casi que me alegre porque sabía que mi castigo y posterior redención
llegarían. Pero solo dijo
_ Señor por favor, aléjese, hubo un crimen aquí y el asesino
anda suelto, refúgiese en su casa, es lo mejor.
El oficial siguió apartando a los chusmas del barrio, y a lo
lejos vio como el individuo sin remera doblaba en la esquina y se perdía.
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